Las personas solidarias viven más tiempo

Las personas que son más solidarias viven más tiempo. Quienes afirman que prefieren dar que recibir tienen ahora un motivo más para hacerlo. Un estudio de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, sugiere que las personas mayores más generosas son las que viven más tiempo.

El trabajo será publicado en el próximo número de la revista «Psychological Science» y concluye que las personas más serviciales y dispuestas a ofrecer su ayuda a los demás reducen hasta en un 60 por ciento el riesgo de morir de forma temprana.

«Hacer una contribución a la existencia de otras personas puede ser determinante para aumentar su vida», ha afirmado la coordinadora de la investigación, Stephanie Brown, psicóloga del Instituto de Investigación Social de dicha universidad.

Para realizar el trabajo, Brown ha analizado 423 parejas de ancianos que participaban en el estudio Cambios en los hábitos de vida de los matrimonios de la Tercera Edad.

En el trabajo se analizó la adaptación a las inevitables nuevas situaciones que la edad iba a imponer a estas personas durante un periodo de cinco años: cuando pasaban de adultos a mayores.

Durante el primer periodo de entrevistas, los cónyuges fueron interrogados sobre una serie de temas, como el apoyo que daban a sus amigos, vecinos o familiares, incluyendo la ayuda en los trabajos de la casa, el cuidado de los niños, en los recados, etc.

También se les preguntó hasta qué punto podían contar con la ayuda de otras personas cuando lo necesitaban. Finalmente se les preguntó sobre dar y recibir apoyo emocional a su pareja, incluyendo aspectos como, por ejemplo, escuchar al otro cuando lo necesitaba. Tras los cinco años que duró el estudio, 134 de los participantes murieron.

Analizando los lazos entre la capacidad de dar y recibir ayuda, Brown controlaba una serie de factores en los que se incluía la edad, el sexo y la salud emocional y psíquica. «Quería descartar a las personas en peor estado físico o mental, y que es más probable que no estén en situación de ayudar a los demás», ha dicho Brown. Entre los datos que se desprenden del trabajo se comprueba que el 75 por ciento de hombres y el 72 por ciento de mujeres habían proporcionado ayuda durante el año de la investigación. Ser solidarios con los más cercanos estaba relacionado con la supervivencia.

Sin embargo, recibir ayuda de otros no implicaba reducir el riesgo de mortalidad. «Si proporcionar apoyo, incluso aunque se sea también receptor, fomenta la longevidad, las intervenciones elaboradas para que la gente se sienta respaldada deberían ser rediseñadas para mostrar lo que los ancianos pueden hacer por el resto de las personas». Según Brown, los datos sugieren que no es lo que obtenemos de las relaciones lo que mejora la vida, sino lo que damos a los demás.

Fuente: demedicina.com

Las personas que son más solidarias viven más tiempo. Quienes afirman que prefieren dar que recibir tienen ahora un motivo más para hacerlo. Un estudio de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, sugiere que las personas mayores más generosas son las que viven más tiempo.

El trabajo será publicado en el próximo número de la revista «Psychological Science» y concluye que las personas más serviciales y dispuestas a ofrecer su ayuda a los demás reducen hasta en un 60 por ciento el riesgo de morir de forma temprana.

«Hacer una contribución a la existencia de otras personas puede ser determinante para aumentar su vida», ha afirmado la coordinadora de la investigación, Stephanie Brown, psicóloga del Instituto de Investigación Social de dicha universidad.

Para realizar el trabajo, Brown ha analizado 423 parejas de ancianos que participaban en el estudio Cambios en los hábitos de vida de los matrimonios de la Tercera Edad.

En el trabajo se analizó la adaptación a las inevitables nuevas situaciones que la edad iba a imponer a estas personas durante un periodo de cinco años: cuando pasaban de adultos a mayores.

Durante el primer periodo de entrevistas, los cónyuges fueron interrogados sobre una serie de temas, como el apoyo que daban a sus amigos, vecinos o familiares, incluyendo la ayuda en los trabajos de la casa, el cuidado de los niños, en los recados, etc.

También se les preguntó hasta qué punto podían contar con la ayuda de otras personas cuando lo necesitaban. Finalmente se les preguntó sobre dar y recibir apoyo emocional a su pareja, incluyendo aspectos como, por ejemplo, escuchar al otro cuando lo necesitaba. Tras los cinco años que duró el estudio, 134 de los participantes murieron.

Analizando los lazos entre la capacidad de dar y recibir ayuda, Brown controlaba una serie de factores en los que se incluía la edad, el sexo y la salud emocional y psíquica. «Quería descartar a las personas en peor estado físico o mental, y que es más probable que no estén en situación de ayudar a los demás», ha dicho Brown. Entre los datos que se desprenden del trabajo se comprueba que el 75 por ciento de hombres y el 72 por ciento de mujeres habían proporcionado ayuda durante el año de la investigación. Ser solidarios con los más cercanos estaba relacionado con la supervivencia.

Sin embargo, recibir ayuda de otros no implicaba reducir el riesgo de mortalidad. «Si proporcionar apoyo, incluso aunque se sea también receptor, fomenta la longevidad, las intervenciones elaboradas para que la gente se sienta respaldada deberían ser rediseñadas para mostrar lo que los ancianos pueden hacer por el resto de las personas». Según Brown, los datos sugieren que no es lo que obtenemos de las relaciones lo que mejora la vida, sino lo que damos a los demás.

Fuente: demedicina.com