Se viven tiempos de mucha agitación en lo personal y social al inicio del nuevo milenio. Los temidos y anunciados resultados de la globalización ya se están manifestando no solo en los factores económicos, sino también en lo social, espiritual y cultural. Ya no se trata de una pequeña aldea aislada de influencias externas. Se está a la intemperie, expuestos a todo tipo de decisiones que se tomen más allá de nuestras propias fronteras.
La propuesta educativa se basa en una concepción cristiana de la vida y de la educación, la cual considera al hombre no como un producto casual de la evolución (un mono que ha tenido éxito), sino de la voluntad amorosa del dios creador. Como una unidad corpórea-psíquica-espiritual, y desde se valora tanto su vida presente como también su realidad trascendente.
Educar hoy es un desafío para valientes, dada la crisis de valores y falta de modelos en una sociedad consumista y materialista. no obstante se cree y sostiene que la escuela, juntamente con la familia, son responsable de orientar y guiar, como así de brindar la óptima respuesta a la persona del alumno, desde una concepción cristiana de la vida.
La mayor preocupación es la persona del alumno y por ello el desafío es una educación integral. Como educadores cristianos se asume con valentía una concepción cristiana de la educación, la cual entiende que «educar» es más que instruir, es proponer caminos, modelos y valores. Es desarrollar el potencial que posee cada vida, en todos los aspectos a través de una ética trascendente a fin de cooperar y superar desde este espacio, las crisis sociales que atraviesan la educación, para que los alumnos que egresen con esta formación, sean personas calificadas, con valores cristianos, con conocimientos científicos, que les posibilite asumir roles relevantes que incidan en la transformación social. De allí que cada colegio como lugar de educación integral, contiene en su PEI a cristo en su fundamento como así en su estilo educativo.
La calidad de la escuela se muestra especialmente en el aula, en tanto ningún colegio será más de lo que son sus formadores.
Pastor HUGO O. MARQUEZ